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Sunday, January 13, 2008

Año nuevo, justicia nueva

13-Enero-2008 | Mayra Santos Febres


Año nuevo, justicia nueva¡Felicidades mis queridos! ¡Feliz 2008! Gocemos mientras podamos. Entramos a año eleccionario.



Para mí, vivir otro año de elecciones siempre supone una revisión del estado de cuentas. Reviso, sopeso, me acomodo las balanzas. Entonces me ciño el cinto y decido lo que voy a hacer durante el año, cuáles son las causas que voy a apoyar, que terminan siendo casi siempre las de siempre: las de la justicia. Porque una cosa no ha podido corroer el paso de los años: mi fe absoluta en la justicia.



Ahora más que nunca creo que la justicia está basada en la participación cuidadana -no en el mantengo- que es más que exigir o que protestar. Es proponer soluciones, organizarse al margen del estado, tomar las riendas de un país que ya los políticos han probado que no pueden gobernar.



Mi desprecio absoluto hacia los políticos se acrecienta año tras año. Dan asco. Lo que hacen, lo que dicen, lo poco atrevidos que son, lo bien acomodaditos que están en sus puestos, lo poco que quieren cambiar el mundo me da vergüenza y asco. Miren el asunto que han armado con la enmienda constitucional que ahora llaman Ley 99.



Argumentando “que no tienen nada en contra de los homosexuales”, políticos de todos los partidos apoyan una enmienda constitucional que declara que los matrimonios sólo puedan ser entre hombre y mujer. Como si sólo las parejas heterosexuales pagaran impuestos, como si sólo los “hetero” sostuvieran la economía de este país. Se le están negando sus derechos civiles y ciudadanos a una inmensa cantidad de hombres y mujeres dueños de empresa, jefes de agencias, maestros, policías (sí, policías) abogados, enfermeros, doctores; en fin, gente que está inserta en la fibra más íntima de este país y que con su sudor lo levantan y lo salvan de la inanición y la mediocridad absoluta.



Muchos aún lo hacen a escondidas, con el miedo al rechazo y a la persecución social. Otros lo hacen con la frente en alto y el orgullo de tener lo que tienen y de ser lo que son. ¿Cómo me van a decir que esta gente se merece que le sigan negando derechos que son suyos; que se han ganado a través del tiempo y el esfuerzo? ¿Cómo me lo van a decir, arguyendo que “no tienen nada en contra de los homosexuales”? Eso, señoras y señores, es argumento para estúpidos. Los que esgrimen tal razón muestran su cobardía. Como dijera Mayra Montero en la presentación de la antología gay Los otros cuerpos, “es el odio lo que informa a esos políticos, el simple y llano odio”.



Pero yo creo que detrás de esta postura aún hay más. Opera la jaibería del que busca votos acomodándose a los gustos y prejuicios de una supuesta “mayoría moral”. Bulle la moral caduca de quien se cree bueno y por tanto superior a los demás porque es blanco, o creyente, o con chavos, o heterosexual. Se manifiesta la miseria humana.



Yo, como cada año creo más en la justicia, renuevo mis compromisos. Los invito manifestarse en contra de la Ley 99 y de apoyar las iniciativas ciudadanas que quieren derogar dicha enmienda constitucional. Y a los de la supuesta “mayoría moral” les quiero dejar con este pensamiento:



Dios buscó manifestarse entre los más perseguidos y pobres de su tiempo. Por eso escogió que su hijo naciera en una cueva, en medio de la noche más oscura, entremedio de los gritos de niños judíos degollados por los romanos. Si hoy Dios quisiera manifestarse de nuevo entre los hombres, de seguro escogería que su hijo o hija naciera homosexual (y con sida). Este grupo ha tenido que aguantar epidemias, muerte violenta, marginación y desprecio por decenios. Así haría Dios, estoy segura, para desenmascarar a fariseos.

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